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(Artículos) ¿Por qué Mursi no llegó a cumplir su periodo de mandato?


Por Rasul Gudarzi

Fuente: www.hispantv.com

El fin del primer año del mandato de Mohamad Mursi en Egipto coincidió con una segunda revolución en el país africano, un hecho que provocó su destitución y la formación de un nuevo Gobierno de transición.

¿Cuál ha sido el motivo de las protestas contra Mursi? ¿Qué papel jugó el poder militar en la destitución del presidente? ¿Se trata de un golpe militar?
 


A tan solo un año de la elección de Mursi como presidente, la plaza Tahrir que antes había constituido un punto de unidad entre los opositores al régimen dictatorial de Hosni Mobarak, se convirtía en el punto de concentración de los opositores al recién formado Gobierno de Mursi. El detonante de las protestas es el incumplimiento de las promesas hechas durante la campaña electoral del representante de la Hermandad Musulmana.

La victoria de Mursi en las presidenciales se logró con casi un 50 por ciento de participación en las urnas, en las que el candidato elegido solo obtuvo un 51,7 por ciento de los votos válidos, lo que significa que el mandatario contaba con el apoyo de casi el 25 por ciento de la población, algo más de 13 millones de personas, cifra que reduce el poder de cualquiera a la hora de gobernar un país.

Un error cometido por el presidente Mursi fue concentrar todos sus esfuerzos para aumentar el poder de la Hermandad Musulmana y otorgar a los miembros de este partido diferentes cargos y puestos claves, decisiones que propiciaron la aparición de una inmensa brecha entre él y la población.

Según una encuesta realizada por la empresa demoscópica Baseera, para la cadena Al-Hayat, el 73 % de los egipcios cree que Mursi no ha tomado ni una sola decisión favorable durante su primer año al frente del país.

Además, un 63 % de los entrevistados considera que su nivel de vida ha empeorado en el último año, frente a un 13 % que afirma que ha mejorado. La situación en Egipto durante estos primeros 365 días de mandato se ha agravado tanto que se logró recoger más de 22 millones de firmas a favor de la destitución del presidente y de una convocatoria a elecciones anticipadas.

En el auge de las protestas y los choques en el país, Mursi pronunció un discurso que allanó, aun más, el terreno para su derrocamiento, en el que reconoció los errores durante su primer año de mandato y también amenazó a la oposición con mantener su postura.

¿Por qué Mursi no pudo con los problemas?

La incapacidad del mandatario norteafricano en el manejo de la crisis socioeconómica que sufre el país, radica en dos temas: primero, los elementos partidarios de Hosni Mubarak querían vengarse por los actos revolucionarios, especialmente los de la Hermandad Musulmana, por lo que emplearon su gran capital para obstaculizar el avance de los planes del presidente. Segundo, Mursi, en lugar de valerse de intelectuales y expertos de los diferentes partidos y credos, se limitó a buscar el apoyo de los Heramanos Musulmanes, quedando así privado del conocimiento y capacidad de aquellos para manejar las cuestiones del país.

A estos dos motivos se puede sumar el papel de los países extranjeros, es decir, Arabia Saudí y el régimen israelí entre otros; dada la cercana relación de Mursi con los salafíes, quienes se consideran enemigos de otras religiones debido a su radicalismo, el régimen israelí y Riad se dedicaron a impedir el avance de éstos mediante el apoyo a los opositores, los que desde la llegada de Mursi al poder contaron también con la ayuda logística y financiera de Catar.

Cambio de papel

Cuando Mursi llegó al poder mediante las urnas, se esforzó por llevar a cabo una serie de reformas no a favor de su pueblo, sino para fortalecer la posición de su partido a nivel nacional, así como reducir la influencia de la junta militar, un grupo que por más de 60 años mantuvo el poder político y económico del país. El mandatario egipcio destituyó al ministro de Defensa, Husein Tantawi, quien fue sustituido por el general Abdel Fatah al-Sisi.

Además de proceder a retirar a Tantawi, Mursi destituyó de su cargo al jefe del Estado Mayor del Ejército, Sami Enan, y en su lugar nombró al general Sedqi Sobhi número dos de la institución castrense. Si bien Mursi pudo aparentemente reducir el poder de los militares, todos sabían que esta junta nunca se retiraría de la escena política, sino que se mantendría a la espera de una oportunidad para poderse vengar del mandatario. Cuando los militares vieron que aumentaba la intensidad de las protestas contra Mursi, emitieron un comunicado en el que daban un plazo de 48 horas para que, tanto el presidente como los partidos políticos encontrasen una solución que aliviara la situación del país, algo que parecía casi imposible tras el discurso de Mursi. Una vez expirado el ultimátum lanzado por el Ejército egipcio para poner fin a las protestas multitudinarias, el ministro de Defensa, el general Abdel Fatah al-Sisi, anunció la destitución de Mursi y suspendió la Constitución. De este modo, se evidenció una vez más el poder y el papel de los militares en este país.

Conclusión

Los ciudadanos egipcios, durante las protestas de los movimientos populares de 2011, denunciaban el abuso de poder ejercido por el régimen de Hosni Mubarak, y demandaban una mejoría en sus condiciones de vida, sin embargo, desde que Mursi asumió la dirección del país no se percibió ninguna modificación profunda en la estructura política del país, sino más bien un cambio de lugar de las piezas de juego y, en vez de una dictadura secular, llegó al poder un partido que se centró únicamente en fortalecer su posición. Por tanto, con un pueblo que no dispone de las condiciones de vida adecuadas y que ya ha vivido una revolución, resulta muy fácil comprender que no escatimaría esfuerzo alguno para hacer materializar sus demandas.

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